emprender un tour por el centro histórico, entre los
museos y las
fundaciones que reconstruyen su historia y revelan su patrimonio artístico y cultural: desde la más amplia colección europea de restos arqueológicos del Museo Egizio, a la historia más reciente del séptimo arte expuesta magníficamente en el Museo Nacional del Cine, pasando por el gran tesoro de arte antiguo custodiado en las salas del Palacio Madama, sin olvidar el Palacio Real, centro del poder de la primera capital de Italia.
Torino también es fundamentalmente un centro de referencia para el
arte contemporáneo, con obras e instalaciones al aire libre realizadas en los últimos treinta años por artistas de fama internacional y expuestas también en el Museo de Arte Contemporáneo más importante del país, albergado en las salas del siglo XVIII del Castillo de Rivoli.
El arte principalmente barroco se mezcla con la espiritualidad en los numerosos lugares de culto que enriquecen las calles del centro: el Santuario de la Consolación y el de María Auxiliadora son dos de los edificios sagrados más queridos por los turineses. Tampoco se puede renunciar a una visita al Duomo (Catedral) –que acogerá en primavera la Exposición de la Sábana Santa – o a las Iglesias gemelas de Piazza San Carlo y a la Iglesia de San Lorenzo con la célebre cúpula de Guarini así como a la Basílica de Superga que, además de albergar las tumbas de los Saboya, ofrece una vista panorámica magnífica de la ciudad y las montañas.
Por último, a pocos pasos del centro hay otros palacios reales, castillos y fortalezas que dominan las colinas, las llanuras y las montañas de la provincia de Torino: se trata de bienes de incalculable valor, entre los que destacan las Residencias Reales, una herencia de extraordinario interés cultural y ambiental declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.