siguiendo las huellas de los
Santos Sociales o descubriendo el rico patrimonio artístico representado por las Iglesias, cada uno sabrá captar el aspecto más íntimo y responder a la llamada espiritual discreta del territorio turinés.
Será suficiente recorrer el trayecto de las dos antiguas vías de comunicación que unían Europa con Roma, pasando a oeste por el Valle de Susa y a norte por el Canavese, para reconocer algunos tesoros arquitectónicos como la Sacra de San Michele o la Abadía de Fruttuaria. O visitar el Sacro Monte de Belmonte, Patrimonio UNESCO desde 2003, para darse cuenta de cómo el arte y la naturaleza enriquecen los senderos de la espiritualidad. Y de seguro no se puede olvidar que la provincia de Torino es un lugar de encuentro de creencias y tradiciones diversas: desde el siglo XII la Comunidad Valdense puebla los Valles Pellice, Chisone y Germanasca y la Comunidad Judía está presente en Torino desde 1424. Asimismo, en los últimos años la nueva presencia de inmigrantes, sobre todo de cultura islámica, ha enriquecido aún más nuestro territorio.