Surge en la base de unas peñas altísimas, rodeado de árboles seculares: un espléndido paisaje natural embellecido por la sobria pero elegante fachada del santuario, meta en los siglos pasados de numerosos peregrinos procedentes incluso de Saboya. Actualmente recoge una colección de testimonios de la religiosidad de los Valles de Lanzo: un museo muy rico con imágenes que permiten descubrir un aspecto poco conocido y sin embargo fundamental de la cultura local. El Santuario fue erigido en 1630 sobre los restos de un pilar votivo: en origen se trató de una pequeña Capilla, pero hubo muchas ampliaciones hasta llegar a la intervención de los maestros arquitectos de Lugano Brilli y Gagliardi. El edificio actual, que se remonta a 1750 - 1770, presenta una fachada encalada de blanco coronada por un frontón semicircular en el que está pintada la fecha 1754. El interior presenta numerosos elementos de interés artístico: digno de mención es el altar mayor de nogal de la India y taraceado con marfil; de importante valor es el relicario barroco, que contiene los cuadros milagrosos que dieron origen a la edificación del Santuario, y los aproximadamente cien ex-votos en las paredes. El Santuario también es famoso por los 444 peldaños de acceso y por el simulacro de la Virgen Negra. Se celebran los días solemnes de la Asunción (15 de agosto), del Nacimiento de María (8 de septiembre) y de la Aparición de la Virgen (30 de septiembre).