Es el Santuario más en alto de los Valles de Lanzo: surge a 1874 m sobre una terraza herbosa desde la cual se divisa todo el Valle Grande. Su posición aislada, la presencia de acequias y copelas en algunos macizos y las numerosas leyendas relativas a la zona confirman los antiguos orígenes de este lugar como sede de devoción ya en época pre-cristiana. La construcción, de origen del siglo XVIII, se muestra humilde pero acogedora al mismo tiempo y presenta una estructura arquitectónica muy simple: a los lados de la puerta central hay dos pequeñas ventanas y un campanario; en su interior hay un único altar y una hornacina donde está colocada la estatua de la Virgen del Carmen. En el Santuario se conservan aproximadamente setenta ex-votos de origen antiquísimo, testimonio de la intensa y constante manifestación de fe hacia este lugar. La fiesta del Santuario es el 16 de julio: la noche anterior al sábado más próximo a esta fecha se enciende una sugestiva hoguera en la ladera justo debajo para anunciar este día solemne.