El castillo se encuentra en la frontera occidental de la región de Ivrea, limitando al este con las aguas del río Dora Baltea. El edificio se remonta al periodo anterior al siglo XII, pero se cree que pudiera haber sido una plaza fortificada romana.
Ampliado posteriormente con el añadido de una torre con el objetivo de aumentar su función de defensa, sufrió daños irremediables, en diferentes épocas, tras el paso de bandas de mercenarios y soldados españoles y franceses hasta quedar reducido, a mediados del siglo XIX, a unas pocas murallas con almenas.
Precisamente a esta época se remontan los trabajos de restauración de las ruinas existentes efectuados por la familia Pinchia, que había obtenido el título de conde otorgado por Víctor Amadeo II en 1722.