Ideada y realizada por Filippo Juvarra entre 1717-1731, está dedicada a la Natividad de María y acoge las tumbas de los miembros de la Casa Saboya. Fue erigida, según la tradición, por deseo de Vittorio Amedeo II en cumplimiento de un voto tras la victoria de 1706 contra los franceses. La elección del emplazamiento, comunicado visualmente con el Palacio Real de Rivoli, tenía que destacar la dignidad real de la Casa Saboya adquirida tras el tratado de Utrecht (1713). La iglesia, de planta circular, cuenta con una cúpula de 75 metros de altura y dos campanarios de 60 metros. Un imponente pronaos de ocho columnas corintias precede la fachada. En el interior, la decoración de estucos y el mármol de los altares y del suelo crean un efecto escenográfico de luz. El altar mayor, cuyo marco fue diseñado por Filippo Juvarra, presenta un bajorrelieve de mármol obra de Bernardino Cametti que rememora la gloriosa batalla de la liberación de Torino. Pinturas y esculturas de Beaumont, de Sebastiano Ricci, de Carlo Antonio Tantardini, de Bernardino Cametti y de Agostino Cornacchini decoran las capillas laterales.